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Sin dudas el aborto es el tema que nos atraviesa este año como sociedad y la apertura a su debate. Lamentablemente, nos ha enfrentado como argentinos. Es un boca-river, pañuelos celestes contra verdes… Una grieta más, pero no cualquiera, una que puede definir la posibilidad de nacer de miles de futuros argentinos.
Tuve la oportunidad de exponer en el debate en la cámara de diputados, y transmitir mi experiencia de 10 años trabajando en La Merced Vida, organización que nace como fruto de la adoración permanente de la parroquia, con el padre Sergio, allá por el 2006.
Trabajamos con mujeres con embarazos en crisis, que se acercan desesperadas, agobiadas por múltiples problemas, económicos, sociales, trabajo, estudio, presiones familiares o de sus parejas, etc, por las cuales piensan que la solución es el aborto.
Al ofrecerles un espacio donde las acogemos, abrazamos y sobre todo escuchamos, ellas empiezan a reflexionar, a darse cuenta a través de la información que les damos que lo que llevan en su vientre no es un coagulo si no su hijo, un ser humano único e irrepetible, y además las consecuencias tanto físicas como psicológicas que un aborto puede acarrear tanto en ella como en su familia, el trauma post aborto.
También pude transmitirles nuestra experiencia en México, donde en el DF el aborto es legal desde el año 2007 hasta la semana 12. Estuvimos en los hospitales materno-infantiles donde las mujeres de madrugada hacen cola para ir a abortar, asustadas, con miedo muchas, pero otras ya tomando al aborto como un método contraceptivo más. Si, al legalizarse y con el tiempo se provoca este cambio en la sociedad, el aborto se banaliza, si es legal está bien...
Punto aparte para el trabajo realizado con los diputados, muchos de ellos fueron muy receptivos sobre todo a las movilizaciones masivas que se realizaron, si bien el resultado fue adverso y muy ajustado con traiciones de por medio avanzada ya la madrugada, ahora nos toca trabajar muy fuerte con los senadores.
No podemos como sociedad claudicar en esta lucha por defender a los más débiles, los bebes en el vientre materno. Nosotros debemos ser su voz y dejar todo de nuestra parte para que esta ley no salga.
Como dijera el papa Juan Pablo II todo ser humano desde su concepción tiene derecho a nacer, a vivir. Si se le negara este derecho resultará cada vez más difícil reconocer sin discriminaciones el mismo derecho a todos los seres humanos.
Dr. Mariano Ghilardi La merced vida
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La práctica del aborto provocado es nociva para la mujer ya que es una pérdida real de un hijo, sea deseado o no, sea bienvenido o no.
La mujer madre sabe esto en lo más profundo de su ser. El aborto le impide por tanto elaborar el duelo, reacción psicológica normal ante una pérdida.
La no elaboración del duelo desencadena defensas psicológicas ante este dolor psíquico desplegando mecanismo de defensa tales como la negación, la disociación, la racionalización y síntomas como embotamiento, vacío afectivo, tristeza, sentimiento de culpa, desconfianza, inestabilidad emocional y relacional, depresión, cólera, ideación suicida, psicosis, consumo de sustancias y suicidio.
La madre imposibilitada de hacer el duelo puede reactivarlo con la llegada de otro hijo, desencadenando la sintomatología antedicha. En este contexto puede ver dificultada la vinculación con el nuevo hijo, que quedará expuesto al maltrato y a la negligencia. Así mismo, este sobreviviente puede desarrollar síntomas comunes a todo sobreviviente, síntomas de orden existencial y a su vez los propios de ser un sobreviviente al aborto: ambivalencia hacia los padres, culpabilidad existencial, angustia, desconfianza e incluso desórdenes más graves de su psiquismo.
Siendo víctimas tanto la mujer, como el padre del niño, y los hermanos, se establece un patrón de repitencia de estos síntomas estableciéndose una importante carga de morbilidad psíquica en la sociedad en su conjunto. Razón para no aprobar una ley de aborto y sí buscar modos de asistir a la mujer que no desea el embarazo.
Todo lo anterior ha sido publicado por el Dr. Philip Ney, médico psiquiatra y pediatra de Canadá, donde aborto es legal desde 1968; Ney estima que el 60% de las mujeres mayores de 45 años han abortado al menos una vez en su vida. Cuenta por lo tanto con la casuística necesaria para respaldar lo antedicho.
Dr. Juan de Erquiaga